Asumiendo el riesgo de ser reiterativo, incluso un poco cenizo, vuelvo sobre pequeños episodios que jalonaron el paso por Corias. Porque lo malo o bueno de participar en este blog es que afloran recuerdos que pensabas para siempre enterrados. Alegres o tristes son desempolvados. Hace algún tiempo sentía frío, aunque me encontraba en la cálida Almería, cuando leía el relato de Samuel sobre los tediosos y melancólicos domingos de los internos. Sólo endulzados por el elefante balanceándose sobre la tela de araña.
Ahora me viene a la memoria lo mal que lo pasaba, aquellos primeros años, un chaval interno de mi curso, Higinio Cadenas, una de las personas más sensibles que recuerdo de aquella primera juventud. Venia de Moal, pueblo vecino al de Galán. Los externos teníamos más suerte, aunque tuviésemos que soportar la lluvia o el frío helador sobre la bicicleta, al final podíamos disfrutar, todos los días, del hogar y amigos del pueblo. Pero algunas cosas compartíamos, internos y externos. Aparte de otras más agradables: los castigos.
En Corias, a veces, nuestro comportamiento, lo digo por mí, como contaré otro día, podía justificar la ira de nuestros profesores. En otras ocasiones éramos víctimas inocentes, de su estado de ánimo o conflictos personales. Eso pienso, sin ningún rencor, por algo que ocurrió.
Durante el primero y segundo curso acumulé unas cuantas matrículas. En los siguientes, otros asuntos debieron llamar mi atención, porque sólo aprobados, algún notable y pocos sobresalientes, si hubo, me permitieron acabar quinto. Las matrículas se quedaron para Balsera, Angel, Galán y compañía. En esos primeros cursos algunas asignaturas me encantaban, una de ellas, Geografía.
Recuerdo un año cuando, para las vacaciones de Navidad, había terminado el libro, después de viajar por sus páginas desde el Kalahari al Atacama, del Karakorum al Aconcagua, pasando por el último afluente del Congo hasta el primero del Amazonas. No quedaba ningún lugar de la tierra sin visitar/imaginar, su orografía, ciudades, gentes y costumbres. Esa asignatura la tenia terminada en Navidad, aunque en clase llevásemos la cuarta parte del libro. Pues bien, en esa etapa de idilio con algunas asignaturas, nos pusieron un examen de una de ellas. Lo tenía chupado y bordé el examen. Estaba tan enfrascado, que cuando el profesor (me parece haber leído en las páginas de este blog que ya no está entre nosotros, por lo que deseo sinceramente, aunque no soy creyente, que Dios, seguro que él creía, lo haya llevado con Él) dijo: Dejad de escribir! Intenté firmar, en mal momento.
Dirigiéndose hacia mí gritó: ¡He dicho, dejad de escribir! Al intentar explicar que solo pretendía firmar, se abalanzó sobre mi enarbolando un cable trenzado de la luz: ¡Estás suspendido! ¡Eres como un oso! o algo así decía, mientras me golpeaba con el fatídico látigo. En el intento de proteger la cabeza, las manos y el cuello llevaron la peor parte. Cuando logré zafarme del enfurecido profesor, escapé de clase corriendo, con la firme determinación de no volver a poner los pies en aquel convento. Pero cuando me precipitaba por las escaleras caí de bruces sobre el entonces Rector, P. Jesús Martín, quien, sujetándome, a pesar de la resistencia que yo ofrecía, me condujo a un cuarto, supongo que botiquín. Allí, con una jeringuilla y la ayuda del P. Jaime, estuvo extrayendo, con mucho cuidado y de forma delicada, la sangre de las múltiples ampollas que en manos y cuello se me habían formado. Después de dar mercromina sobre ellas, me mandaron para casa. Al llegar, mi madre, que era de la escuela "si te han hecho esto, qué es lo que no habrás hecho tú”, al verme en aquel estado, se echó a llorar. Pero no estaban los tiempos para muchas reclamaciones y menos a los frailes. Yo me quedé con aquellas cicatrices rojas que tardaron en desaparecer. Las otras, un poco más tarde, también desaparecieron.
PD- Debo decir, si esto es leído por alguien que no estuvo en Corias, que éste no era el comportamiento habitual de los profesores. Sumergidos en el ambiente de la época, un mal día lo podía tener cualquiera. Durante el resto de años que permanecí en Corias, fui tratado con respeto por este profesor. Es más, sé por algún familiar que se interesó, repetidas veces y durante tiempo por mí, después de haberme ido de Asturias.
Ulpiano Rodríguez Calvo
24 comentarios:
En alguna ocasión más ya se habló de este fraile que dominaba el cable trenzado de la luz mejor que John Wayne el lazo para recoger las vacas en el oeste americano. Intuyo por algún dato aportado por Ulpiano que se trata de uno, que a los de mi promoción impartió alguna asignatura de las denominadas "técnicas" aunque yo nunca lo vi mostrar sus artes de "doma", pero casi me atrevo a decir que sus iniciales podrían ser E. M.
Creo que aunque ya pasó mucho tiempo y no estemos precisamente como para revolver en la Memoria Histórica, en casos como éste deberían salir los nombres. Si se dan los de los que nos trataron bien ¿Por qué no dar los que no lo hicieron tan bien? Como diría Mourinho: ¿Por qué?
Gracias, a quien haya sido, por colgar la foto y poder recordar cinco personas gratas de mi pasado.Coincidimos todos, me parece,en primero B, salvo Galán;por el apellido tenía que estar en el A.Buena y entrañable hornada dió el río de Rengos aquel 59.
Alfredo, procuro no dar nombres, para bien o para mal,por si la memoria, después de cincuenta años,injustamente falla. Cito aquí quien me socorrió porque me impactó la ternura con que me curó,cuando le tenía por persona distante.En cuanto a las iniciales, reconocer tus magníficas dotes de detective, pero tu dices y dices bien; en la memoria histórica de Corias la sangre no llegó al río. Por ello mejor hacer caso, en esta ocasión, a lo que afirmaba alguien en una novela que hoy estaba leyendo "la verdad no es todo lo que pasa, sino la parte que se puede contar".
Cierto que, en uno de los encuentros, se mencionó este sistema de castigo y el acusado estaba presente pero aseguró no recordar nada y creo que decía la verdad pues, en conversación anterior, por los pasillos, pude comprobar que su memoria se encontraba muy mermada.
Creo que sus iniciales no eran E.M.sino E.P..
Ulpiano, la foto a tu entrada la he puesto yo y corresponde a la colección del blog. Colección que he ido acumulando a base de reunir todas las fotos que yo tenía, más las que me han proporcionado varios amigos y colaboradores del blog. Todas estas fotos se pueden ver en los diferentes álbumes que van apareciendo, de forma rotativa, en el blog.
Y, a propósito de fotos, si conservas alguna de los años de Corias, no dejes de pasármelas. Ten en cuenta que una vez digitalizadas, te serían reintegradas nuevamente, sanas y salvas como estuvieren.
Da la impresión que esta entrada está suplantando a la del Fraile Misterioso de Miguel Ángel. Por lo tanto, como parece que aún está verde la cosa, yo sugiero otra pista más, aparte de todas estas: que era alto y delgado, que fue profesor de dibujo y de lengua en los primeros cursos, que usaba gafas, que era un tanto sediento, que sus iniciales son, como ha dicho Samuel, EP y, ¿era salmantino o leonés?
Por mi parte, bingo.
A ver quién es el guapo que lo descubre. Porque ahora no me digáis que no os acordáis de su cara. Está bien fácil saber cuál de estos religiosos era un artista manejando el cable trenzado ¿Ein?, O no.
Si mal no recuerdo de Vitigudino, Salamanca.-
Muy bien Miguel Ángel, efectivamente, el origen era de tierra brava y de casta, pero aún no está claro del todo su nombre. Según se resiste el tío, vamos a tener que recurrir al inspector Gachet.
Este enigma hay que llevarlo a delante como sea. De hoy no puede pasar. Más datos: si mal no recuerdo al sonreir mostraba una funda metálica en una pieza dental de su boca, no sé si era de oro o de acero, pero algo de fierro sí recuerdo que tenía en la doble blanca. Era muy fumador. Creo que tocaba algo la guitarra, jugaba al fútbol... ¡Vaya! tenía un montón de pistas preparadas y ahora no me salen más. Pero tranquilos, que si no se descubre con éstas, ya daremos todas las pistas que sean necesarias para airear al tapado
Tambien gustaba, con frecuencia, bajar al Puente del Infierno.-
Largo y espingado era el portento; jugó al fútbol y tenía bastante finura cuando lo hacía. Lo creo recordar sólo como profesor de dibujo, pero me puedo equivocar. Su apellido ¡¡¡fuá!!! NPI, pero el nombre, ¡¡hay el nombre!! ahí viene Eu... con su flagelo.
Pues aún recordando, cómo no, el trenzado de cable, para mi memoria no era este "flaire" de los más castigadores. Sólo uno y sólo una vez puso uno de ellos su mano con brusquedad en mi cara. Aún suelo encontrármelo con frecuencia en mis visitas a Cangas, pues ahora es el capellán de las Dominicas y nos saludamos cariñosamente recordando aquellos años compartidos en Corias. Tiene una memoria prodigiosa, pero nunca le mencioné, ni me parece necesario, el incidente que produjo su reprimenda y su bofetada. Eran otros tiempos. Yo tengo otros muchos recuerdos de él y de los demás profesores, dominicos y seglares, y como la mayoría, me recreo más en los buenos, que además creo que son la inmensa mayoría.
Efectivamente sus iniciales eran E P, y era de Vitigudino como apuntáis por ahí y a mi me dio dibujo creo que desde primero a quinto. Añadiría a las pistas que dais que cuando jugaba al fútbol, sobre manera cuando tiraba contra el frontón de la peña disparaba a dar. Tenía una buena pegada. Y está en la foto.
Cuando se enfadaba decía:"Concho, demonio, caracoles".
Samuel que bien lo recuerdas,yo también fue mi profesor de dibujo desde primer curso hasta quinto,no tengo recuerdos negativos pero a veces tenía su temperamento.Slds muy cariñosos.PD Carácter de cada cual.
Yo creo que ya podemos dar el tema por zanjado.
Cierto que no era de los peores aunque Ulpiano no creo que opine igual.
Yo creo,Samuel, que habia otro peor. Personalmente no tuve problemas con ningunos de los dos. Del oto doy una pista su familia,Creo, se dedicaba a endulzar la vida a la gente.-
Había otro peor, pero sólo lo conocimos la quinta del 59 y las anteriores.
El que tu dices estuvo varios años.
Esto se puede poner interesante dado que el Blog parece un poco dormido estos días. Debe ser que entre la reflexión para ejercer el derecho ciudadano al voto, aunque yo diría más bien al "boto" y luego la digestión del resultado, daba la sensación que el "Narcea guarda silencio al pasar por Corias" si se me permite la parodia.
A D.Miguel Angel y D. Samuel les solicitamos alguna pistina para dar con "esos otros", que yo debería conocer, al menos a uno por mi condición de veterano, que no de guerra, del 57. El que apunta el de Turón posiblemente ya me haya cogido fuera de Corias.
Alfredo te pillo un año en Corias y ya facilite una pista los "caramelos".
Pues amigo Miguel Angel, no caigo.
Quizás sea que mis neuronas como dice Cubanín ya no van tan bien como uno deseara.
¡Dame otra pistina que con los "CAR a MELO s" solo....! ¡O quizá sí!.
No Alfredo, con el nombre que insinuas estas fuera de juego TOTAL, que entre Clemente o Pombalón y te den más pistas.
No sabía yo que Clemente y Pombalón eran seguidores del blog. ¿Qué demonios hacen que no enseñan los bigotes?
Alfredo, el que menciona Miguel Angel no llegaste a conocerlo. Al que yo me refiero sí que lo conociste; estuvo de procurador y era el que estaba en la tienda.
Ulpiano, vaya éxito tu entrada.
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