sábado, 21 de mayo de 2011
FILANDONES
Leyendo el bonito y misterioso cuento de Xosé Mª. Rodríguez, La Figal de lus Pantasmas, me vienen al recuerdo los filandones que se celebraban en las casas de labranza de los pueblos, hasta por lo menos bien pasada la posguerra. En el cuadro de Luis Álvarez Catalá, Filandón 1872, que recordamos no hace mucho aquí en el blog, están recogidos perfectamente con todo detalle, objetos y personajes, participantes en este tipo de veladas populares de nuestras aldeas.
Yo de los filandones mantengo una estampa muy grata, por haber estado presente en ellos varias veces durante la infancia, principalmente, cuando íbamos a la casa de mi abuela materna. Las recuerdo como lo que eran, reuniones en las que acudían la mayoría de los vecinos a una determinada casa del pueblo por las noches, sobre todo en invierno, una vez que dejaban arreglado y despachado el ganado, para hablar y comentar el día a día entre la vecindad. Normalmente, solían hacerlo en la casa que tuviese la cocina de tsariega más amplia y con buenos escaños para poder alojar a varias personas, y siempre contando que los dueños aceptasen y fuesen receptivos para estos menesteres
Durante estas juntas los hombres, sentados delante del fuego con el pote colgado de la “preganza”, hablaban y hablaban de los trabajos del campo, del ganado, de los crímenes, de los noviazgos, de los viajes a las Américas…, etc. Y de vez en cuando sacaban la petaca para liar algún cigarro que otro con tabaco de picadura que venía embasado en los paquetes de cuarterón. Sin embargo las mujeres, de paso que escuchaban y también participaban en la tertulia, como más hacendosas, casi siempre solían hacer a la vez que hablaban otras labores manuales, como hilar, tejer o cardar la lana. También aprovechaban para picar o pelar las castañas, berzas o patacas para echar al pote para el día siguiente. Otra imagen frecuente era la de ver alguna mujer sentada, con un recipiente metálico troncocónico cerrado entre las manos y sobre el regazo, moviéndolo horizontalmente de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, sin parar apenas, “feriendo la cheite para obtener la manteiga y el queixu”.
Sí tengo muy presente que, en estas sesiones de charla nocturna, rara era la vez que no salía a relucir la Santa Compaña. En aquellas reuniones los nenos estábamos normalmente en un rincón, quietos y callados como mudos, muertos de miedo, pero a la vez entusiasmados y embelesados escuchando todo lo que allí se decía sobre estos temas repletos de seres mágicos, los cuales, unas veces eran malignos, y otras no. Lo peor de todo era el canguelo que se pasaba luego al dar por finalizada la sesión y tener que ir solo para el cuarto a dormir. Y no digamos nada si, uno no estaba en su casa; entonces era mucho peor pues, durante el recorrido por el camino a oscuras, hasta llegar a la casa propia, ibas que no te llegaba la camisa al cuerpo pensando que te seguían aquellos seres misteriosos, o almas en pena, tapados con sábanas blancas, que aparecían y desaparecían por arte de magia.
Yo, personalmente, conozco a un hombre de hoy día, que cuenta con pocos años más que yo, que dice sin rubor alguno, haber visto la Santa Compaña varias veces durante toda su vida; la última, todavía no hace mucho. Esta persona cada vez que sale el tema a relucir, describe a esos seres fantasmagóricos en pena, con todo lujo de detalles, tal como lo cuentan las leyendas populares, pero sin el menor sobresalto, ni miedo. Dice que, como la ha visto tantas veces, no le sorprende ni le asusta, en absoluto.
De vez en cuando yo le digo: pero fulano, lo dices en serio o es broma, y él me contesta con toda normalidad que sí, que completamente en serio me lo dice. Y yo pienso a veces que, será verdad lo que dice ver; sobre todo, si lo asemejamos al dicho de las meigas: “haberlas haylas, el caso es dar con ellas”.
B. G. G. (bloguero prior)
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2 comentarios:
Me gustó mucho el cuento de "lus pantasmas". Lo cierto Galán es que te desvives porque esto no decaiga y pretendes la vuelta del "pelgar de Jesusín", a toda costa, pero no sé si te hará caso.Puede que todavía esté aquejado de los "glondrinos" o también puede ser que esté con alguna "golondrina" por Tenerife.
Sobre el filandón, yo creía que esas reuniones se hacían después de finalizar una labor, en la cuál colaboraban todos los vecinos y que se reunían en la casa en la que se había realizado el trabajo para cenar y prolongar la velada hasta altas horas, con los cuentos e historias de las que tú hablas, pero no creía que era algo habitual. Las nuevas tecnologias acabaron con todo eso, supongo que hemos ganado en un montón de cosas, pero se han perdido otras. Y bueno, como estamos en esa nueva era, que se nos permite votar, me voy a ejercer mi derecho y también mi obligación al voto.
Saludos para todos y que tengamos un buen domingo electoral.
En Facebook han diseñado
dos vocablo a saber,
"me gusta", di a lo contado
y en muro se dio a entender.
Pues yo voy a "chupar rueda"
o también "hacer la goma",
que en argot de ciclismo
pasa por buen silogismo,
del que aprovecha el esfuerzo,
del brioso delantero
y ahora haré lo mismo,
para comentar lo escrito.
Para postreras Entradas
y a las opiniones dadas,
voy a seguir las rodadas
y decir al clan bloguero,
"me gusta" vuestro diserto.
Saludos
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