lunes, 16 de mayo de 2011
VIAJE A LA HISTORIA. (Luis Candelas)
Paseando por Madrid, me es obligado, darme un paseo por la Plaza Mayor , cerquita la calle Cuchilleros y un restaurante “Las Cuevas de Luis Candelas” fundado en el año 1.949, me dije buen sitio para tomar un vino, en la puerta el del” trabuco” y en el interior un camarero, comenzamos hablar, pues estábamos solos, y surgió la figura de Luis Candelas Cagigal bandolero del siglo XIX y aquel local había sido su residencia. Me interese por el personaje y comenzó a contarme: Luis, nació en una carpintería de la calle Calvario en 1.804 era de una familia sin agobios económicos, le enviaron a estudiar al colegio de San Isidro, aquí comenzó su leyenda. Formo sus bandas, peleas y fue expulsado, un clérigo le dio una bofetada y el respondió con dos.
¿Dejo los estudios?
Sí, fue un autodidacta, Leia todo tipo de libros que caían en sus manos. Pero continuemos con su historia a los 15 años cometió su primer robo, robo dos caballos y una mula siendo condenado a 6 años de cárcel.
¿Creo que tenía fama de conquistador?
Si, por supuesto, era moreno bien parecido, bien afeitado. Tenía fama de conquistar las mujeres y vivir de ellas.
¿Era un D. Juan?
Quizá el Tenorio de Zorrilla se quedase corto. Pero permítame que continúe con el relato, en 1.835 formo una cuadrilla con 11 más, fomentaban distintas tabernas de Madrid como: La taberna del Cuclillo, la de Jerónimo, La paloma en la calle Preciados, Traganiños o la del Tío Macaco en Lavapiés, donde les protegían y trataban muy bien.
¿Tenia entonces una doble vida?
Si, de día era Luis Álvarez de Cobos, un indiano adinerado y de noche un truhán, convirtiéndose en el rey de los bajos fondos, hay que decir en su favor que nunca mato y era muy educado en sus fechorías. Por cierto¿ sabía que fue Mason?. Pues si, perteneció a la Logia Libertad. De la cárcel siempre salía, bien por amistades, por sobornos o simplemente escapaba.
¿Alguna mujer en su vida?
Sí, muchas, pero destacaría a tres, Manuela Sánchez con la que se caso en carnavales y estando de luna de miel por Zamora se dio cuenta que el matrimonio no funcionaba dejándola en las navidades. Otra fue Lola la Naranjera fue su amante y al mismo tiempo amante del rey Fernando VII. Quizá la más importante fue Clara, una muchacha de clase media que fue su perdición, con ella se fue a vivir a Valencia, donde continúo robando joyas para llevar una vida holgada, pero…cometió dos errores atracar al embajador francés y en casa de la modista de la reina. Intento huir a Inglaterra, pero estando en Gijón su amante Clara no quiso partir, volviendo a Madrid. Fue detenido y condenado a muerte a Garrote Vil, fue ejecutado a los 33 años en el año 1.837, sus últimas palabras fueron: “Patria mía se feliz”.
Le agradecí el relato, termine las aceitunas, el vino y me perdí por Madrid.-
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4 comentarios:
Ni entro ni salgo en la historia de Luis Candelas, pero puedo certificar que es uno de lugares típicos del Madrid de los Austrias, donde se puede comer muy bien y a no muy mal precio. A mi personalmente me llamó mucho la atención la primera vez que pasé por el lugar, "el del trabucu", con su típica vestimenta al más puro estilo Curro Jiménez.
D.Miguel Angel, como siempre está usted en todo lo que se refiera a la buena mesa. No podía ser menos para un miembro del "Ilustre gremio de los hoy pomposamente llamados COMERCIALES", pero que a mi siempre me gustó denominarles viajantes.
D. Alfredo, si vuelve Ud. a la zona, le recomiendo en la misma calle, el Restaurante Botín, personalmente creo que mucho mejor.Tambien prefiero lo de Viajante, pero oficialmente era "Informador Técnico Sanitario" coño, perdón...suena bien.-
Miguel Angel,un aplauso por comentario tan ilustrativo,me encantó leerlo y recordar ese lugar,seguro que el dependiente que te atendió era de Posada de Rengos o de Cangas,ya sabeis todos que es raro en Madrid no encontrar a personas de nuestra zona,los serenos muchos taxistas,empleados de fincas urbanas,porteros,etc etc así que dicho está un relato de Dn Luis Candelas y sus famosas cuevas magnífico.Slds cariñosos.PD Luis Candelas hay muchos por el mundo.
Todos sabemos que un porcentaje muy elevado de los antiguos y extinguidos serenos de Madrid procedían de los concejos de Cangas y de Tineo principalmente, seguidos de algunos gallegos también. Yo tuve un tío mío de sereno más de veinte años, acarreando el manojo de llaves y el chuzo por la Plaza de la Cebada y por el barrio de Moratalaz.
Se cuenta el caso de un cangués que tenía a su cargo la plaza de sereno entre las calles de Lulu la Xata (Manuel Becerra) y aledaños. Una noche llegó un vecino de uno de sus portales acompañado de su esposa, a altas horas de la noche, y mediante las características palmadas solicitó al sereno, que por cierto, estaba de charla con otro colega y paisano en un portal próximo, para que le abriera la puerta del portal. El sereno, después de saludar muy cordialmente a la pareja introdujo la llave en la cerradura, pero ésta no debía de ir bien y tenía dificultad para franquear la puerta. El sereno estaba enfurecido con la dichosa cerradura y mascullaba por lo bajo en bable, algo como muy bien diría “Jesusín”: “me cagun ros, nun soi capaz d’abrir esta demoniu de pechadura. El madrileño solamente entendió la última palabra y le hizo repetir al sereno lo que acababa de pronunciar. El mozo de Cangas un tanto sorprendido repitió: “que nun soi abrir purque tengu mal la pechadura”. ¡Bueno! para qué quiso más. El madrileño estaba mosqueadísimo y quería llamar a la policía, porque había entendido que el sereno no podía abrir la puerta porque tenía la picha dura. Le dijo que era un grosero y que, cómo se atrevía a hablar de esa manera tan obscena y chabacana delante de su señora. Entonces el sereno viendo que la cosa se ponía fea le explicó al hombre que, cerradura en bable se decía “pechadura”y que él jamás se le ocurriría decir nada mal sonante, ni delante de su señora, ni en presencia de ninguna mujer. El ofendido madrileño, parece que a regañadientes aceptó las explicaciones y, afortunadamente, el cangués pudo deshacer el entuerto idiomático sin complicarse la noche más de lo normal.
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