PRESENTACIÓN

Anualmente cuando nos reunimos los antiguos alumnos de Corias, bien sea en grupos minoritarios por promociones en diferentes lugares del Principado y alrededores, o de forma general en el encuentro de Corias a finales de cada mes de septiembre, siempre solíamos comentar al sentir la alegría de juntarnos de nuevo que, era una pena el que hubieran pasado tantos años sin comunicarnos y sin saber unos de otros.

Afortunadamente, en estos tiempos eso está subsanado gracias a los medios informáticos disponibles que tenemos a nuestro alcance. Aprovechando la oportunidad que nos brinda BLOGGER para poder crear un espacio cibernético común, en la nube, donde se pueda participar y expresar los recuerdos que cada uno de nosotros guardamos celosamente de aquellos años, es cuando surge el Blog de los antiguos alumnos de Corias.

Esta elemental presentación lo único que pretende y persigue es reavivar la amistad y la armonía que hemos trabado entre todos nosotros durante los años de convivencia en el Instituto Laboral San Juan Bautista de Corias y, que a pesar del tiempo transcurrido, aún perviven frescas en nuestro recuerdo.

Otro de los objetivos del blog es recordar y compartir las peripecias vividas por aquellos jóvenes que coincidimos bajo las mismas enseñanzas, disciplinas, aulas, comedores, dormitorios, juegos, etc., durante varios años en el convento de Corias y que aún las tenemos muy presentes.

La mejor forma que tenemos para rememorarlo es ir contando en este blog todos los pasajes que cada uno de nosotros recuerde, expresados con la forma y estilo propios de cada uno pero, siempre supeditados a los principios del buen gusto, el respeto y a la correcta educación que nos han inculcado los padres dominicos. El temario en principio aún siendo libre, sí debiéramos procurar en general, que tengan preferencia los temas relacionados con el colegio y su entorno, ya que es el vínculo y denominador común entre todos nosotros.

Como es lógico, cada colaborador es el único responsable de sus opiniones vertidas aquí en el blog; las cuales pueden ser expresadas libremente sin condicionantes ni cortapisa alguna por parte de la dirección; tan solo debemos atenernos todos, a las premisas mencionadas anteriormente del respeto y el buen gusto.

Una vez hecha esta breve presentación, se pide la colaboración y aportación de todos los antiguos alumnos pues, seguro que todos tenemos algo ameno e interesante que contar. Unas veces serán relatos agradables y divertidos, y otras no tanto; pero así es la realidad de la vida.

Al blog le dan vida una serie de antiguos alumnos que colaboran de forma fehaciente y entusiasta con Benjamín Galán que es el bloguero administrador. A este galante caballero el cargo de administrador no le fue asignado por méritos propios, más bien por defecto, de forma automática; simplemente, por ser el titular del blog. Pero podría delegar el cargo en cualquier otro colaborador que así lo deseara.

De antemano, muchas gracias a todos los participantes y colaboradores. Tanto a los antiguos alumnos y profesores que deseen intervenir, como a todos nuestros amigos lectores.

¡A colaborar y a disfrutarlo!

(21 de noviembre de 2009)

B. G. G. (BLOGUERO PRIOR)

lunes, 17 de diciembre de 2012

SAMUEL


Un día caminaba  por  Blasco de Garay en Madrid, ya lo he contado otras veces, sonó el móvil y una voz me preguntó si era Ulpiano. Al responderle afirmativo dijo: Hola soy Samuel, ¿sabes quién soy? El acento y el nombre bíblico me llevaron a una lejana, pero errónea, identificación con otra persona. Samuel, consciente de mis dudas, me aclaró que era el antiguo compañero de Corias, y había localizado el teléfono a través de mi familia en Limés.

 De golpe, rasgando la selectiva cortina  de la memoria sepultada por el tiempo, pude recordar a un cercano compañero. Porque Samuel era un buen compañero, no creo que me equivoque afirmando que nunca fue arrogante, jamás se tiraba el folio, aparentaba no destacar en nada y destacaba en todo, siempre dispuesto a prestar ayuda cuando la necesitabas. Espero que no me tire de las orejas por hablar así, aquí, de él.

Hablamos brevemente intentando sortear los cuarenta y cinco años de distancia y me informó de la inmediata celebración, durante el encuentro anual de Corias, del 50ª aniversario de nuestro ingreso en el instituto. Se comprometió a mandarme información del festejo, cosa que hizo, y, aunque no pude asistir, ni ese año ni los siguientes, continuó enviándome noticias, y el acceso a este blog.

El reencuentro personal no tuvo lugar hasta el pasado mayo, cuando, gracias de nuevo a sus buenos oficios, un grupo de antiguos compañeros nos reunimos en Valdevimbre para rendir un pequeño homenaje al profesor más influyente y admirado en aquella etapa de la vida- aquí hablo por mí- Juan Carmelo García.

Cuento esto al hilo de la actividad actual de Samuel como restaurador de muebles, y manitas multiarreglos según sus propios comentarios, para enlazarlo con su innegable capacidad para restaurar o recuperar las  relaciones humanas.

Quizá, ambas, sean actividades virtuosas que van de la mano. Para ejercitarlas, a mi modo de ver, es preciso disponer de valores arraigados, y sin pretender convertir al blog en diván de psicoanalista interpreto que para Samuel es cotidiano aquello que para otros es ocasional.

 Muchos recordamos con nostalgia, además de tantas otras cosas, objetos desechados o perdidos. Otros, como nos mostró Galán con el baúl de Emilia, los conservan. Pero no podemos negar que somos hijos y formamos parte de una generación depredadora que pasó de la madera de castaño a la Formica, o sucedáneos peores, con auténtico desdén. Aunque entonces estaba feliz con el cambio, yo tendría siete u ocho años, aún recuerdo con pena unas herrumbrosas pero hermosas trébedes muy antiguas, con las huellas del martillo que las había forjado, que rescaté bajo un montón de sarmientos y basura para cambiarlas a uno de los traperos o buhoneros que venían a los pueblos por un pequeño porrón de coloridos lunares. En él, a la hora de comer,  me ponían el vino, porque entonces, para escándalo de dictámenes médicos actuales, los niños también bebíamos vino.
 Cuando recuerdo aquel canje, salvando la terrible distancia, me solidarizo con los nativos americanos a quienes los conquistadores cambiaban el oro por las baratijas que les llevaban.
 En España, aprovechando la comodidad del usar y tirar ligada a una mal entendida modernidad, con los apóstoles del consumo imponiendo su negocio y su moda, se hizo tabla rasa uniformando la mayoría de hogares, acabando de paso, en gran medida, con los oficios artesanos.

 Lo anterior no significa estar en  contra de los nuevos tiempos, estos traen innovadores y eficaces materiales, dejemos de lado, ahora, el sentimentalismo. Sería suicida en la actualidad, para el medio ambiente y para el bolsillo, pretender continuar equipando nuestras casas con maderas y metales nobles, eso queda para los muy ricos. Sin embargo existe aún valioso mobiliario, salvado del hacha y del fuego, que es preciso restaurar. Porque conservar y progresar no siempre son conceptos opuestos, depende de lo que se conserve y  que se entienda por progreso.

Tal vez por eso me llamó poderosamente la atención, durante la primera visita a Italia, la cantidad de pequeños talleres de artesanos/ restauradores existentes en el centro de Roma y otras ciudades italianas. Sin renunciar para nada a la modernidad, allí se concede, también en otros países, un elevado valor de esos trabajos que, exceptuando determinados círculos, además de Samuel y su mujer, no se da ya en casi ningún lugar de España.

El tema es largo, cada cual tendrá su opinión, yo solo pretendía hacer un comentario sobre un antiguo colega de instituto y me pasé un poco de frenada, lo enviaré a Galán esperando que con la amabilidad de siempre le dé entrada.

Estáis preparando un encuentro en La Allandesa, buena elección. Sin garantizar nada, depende donde me encuentre en la fecha que fijéis, haré todo lo posible para asistir. Así además de buena comida y mejor compañía podría disfrutar de las restauraciones materiales de Samuel; las otras se le tienen reconocidas.  

Ulpiano Rodríguez Calvo

16 comentarios:

Samuel dijo...

En primer lugar, le pasaré la cuenta al prior por los derechos de imagen.
Ulpiano, tantos piropos me tienen confundido y creo que te has pasado 7 pueblos, como se suele decir.
Cierto es que nunca destaqué en nada y creo que me lo tenía bien merecido. Para los ignorantes, como un servidor, es un muy buen sistema pasar desapercibido y procurar no hablar mucho para no meter la pata. Debo confesar que no me dio mal resultado,, tal estrategia, y procuraré seguir así, mientras el cuerpo aguante.
Sobre el comentario que haces de los muebles nobles y de buena madera ,debo hacer una aclaración. La mayor parte de estos muebles que estamos restaurando son de finales del XVIII o principios del XIX y me llevé la gran sorpresa al comprobar que, la mayor parte, es un armazón de madera de muy mala calidad ( pino generalmente ) y recubierto de una lámina de nogal, roble o castaño. Es muy curioso que, en aquella época, ya se utilizara el chapeado teniendo, como tenían, buena y abundante madera.
En estos momentos estoy terminando un lavabo, chapeado en nogal, y que me está llevando demasiadas horas, pues estaba en un estado francamente lamentable. Tuve que desarmarlo casi todo para encolar las espigas y reforzarlo con el fin de que aguante el peso de la plancha de mármol que lleva encima.
Sobre la reunión en Pola, aún no tenemos fecha por lo que debes decir tus dias libres de compromiso, para ir centrando la ceremonia.
Siguiendo con el tema de localización de excompañeros diré que me encanta contactar con los que tuve un trato especial o con aquellos que tenía yo como personas dignas de recordar.
Por supuesto que Carmelo marcó, en todos nosotros, un sello que será muy difícil de olvidar y, visto desde ahora con mayor motivo.
En otro comentario ya dejé claro que no me arrepiento de haberte rescatado para el blog y estoy seguro que el resto de los participantes opinan lo mismo.

JM Martinez dijo...

Hace casi dos años colgábamos un ripio en este Blog, del que extracto un fragmento y que complementa lo dicho por Ulpiano sobre el amigo Samuel:

"gran persona era y es,
tío directo y sin doblez,
con cariño trata a todos,
y no pierde los buenos modos".

Benjamín Galán dijo...

Me gusta mucho el cariz que está tomando últimamente el blog; sobre todo, porque da la sensación de que vamos cada día intimando más entre todos nosotros; y también parece que nos afianzamos entre el grupo de blogueros. Probablemente sin pretenderlo, también le estemos dando mayor importancia y credibilidad a este humilde tabloide virtual; de ahí que se estén produciendo entradas y comentarios tan interesantes e intimistas, de la vida de cada uno, como la que ha hecho recientemente, nuestro amigo y compañero Ulpiano que nos ha contado cosas suyas muy privadas que, normalmente, solo se les cuentan a los amigos más próximos. Sin duda alguna que este blog no tiene otro sentido que ése. El reforzar la amistad y simpatía entre todo este grupo de mozos y mozas relacionados todos con nuestros años de juventud vividos en el convento de Corias. Tengamos en cuenta que nuestra amistad no es de hace dos días, no. Tiene más de diez lustros; que se dice rápido, pero expresado en términos cangueses podríamos decir que: ¡manda mecha!

Otra cosa que también me parece muy importante, es lo que ha hecho Ulpiano con su reciente entrada de SAMUEL. Pienso que es de elogiar que alguien destaque las cualidades humanas de otras personas que, probablemente, ya se las reconocíamos y valorábamos desde hace muchísimos años, pero nunca está de más el recordarlas. Estas personas seguro que ya son bien reconocidas y valoradas entre sus familiares pero, por qué no hacer lo mismo entre sus amigos de juventud y colegio.

Ese es el sentido que tiene el Blog. Mantenernos en contacto unos con otros, distraernos recordando las anécdotas y vicisitudes de los años de juventud vividos en Corias, pero también para resaltar las buenas cualidades de las personas que las posean.

En el caso de Samuel, todos los que le conocemos de forma más cercana, suscribimos lo que dice Ulpiano de él a pies juntillas. Además, con lo bien que lo expresa este condenao (“Jesusín”) mozo de Limés, no solo se siente ponderada la persona en cuestión; también nos sentimos halagados el resto de los lectores por el placer que produce el leer y releer todas sus participaciones que hace en este blog.

Olga dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con todo lo que comentáis de Samuél. De todos, es con el que mas trato tuve y mantuve a lo largo de los años y aunque solo nos veíamos por El Carmen, después de la descarga (no todos los años y no mucho rato), para nosotros era una gran alegría. En los últimos años de vida de Ángel, cuando viajaba a Gijón, se veían con una cierta regularidad.

Creo que es un gran tímido y eso lo hace muy discreto, pero a la vez con unos golpes de simpatía y humor muy oportunos,dando siempre en el clavo. Como diría Jesusín "un buen home", si señor.

Maribel Pérez dijo...

Aunque conozco poco a Samuel, estoy de acuerdo con lo que dicen de él; tanto Ulpiano en su entrada, como Galán en su comentario, y, José Manuel en su ripio, cuando dice que es “directo y no pierde los buenos modos”. Esto último lo comprobé en los comentarios. El resto es una impresión que tengo. Bueno también algún detalle, del día de la comida de septiembre, que no comento aquí, porque es evidente que el Blog lo lee más gente que la que escribe, y alguien pudiera sentirse identificado. Lo dejamos para el día de la reunión.
En cuanto al comentario de Galán, y ahora no me refiero a lo que dice de Samuel, acabo de mirar un correo que le envié a Olga a finales de noviembre, en el que digo más o menos lo mismo que dice él. Y eso que yo soy una “intrusa”.
De la entrada y su estilo, ya está dicho todo. Voy a comentar dos cosas: la primera que tiene razón Ulpiano al decir que cuando éramos pequeños los niños, más bien a partir de la adolescencia, tomaban vino. Creo que las niñas no. En mi casa, al menos. Lo que sí se hacía, en noches especialmente frías, calentar vino y echarle azúcar, y de eso sí nos daban un poco a las niñas también. Debía de ser para suplir la falta de calefacción, que en aquellos tiempos era inexistente. También habla de los sarmientos y eso me recuerda cuando se asaban las castañas en el tambor, que decían que el fuego tenía que ser de sarmientos. Y también recuerdo de los sarmientos, las cargas, que yo siempre recuerdo a mujeres con ellas, y se veían mucho. Debía de influir también que casi todo el mundo tenía una viña. Eso de tener la viña también debía de influir en lo de tomar vino, porque en los años cincuenta, si lo hubiera que comprar, pasaría como con otras cosas, que no se podían adquirir.

Samuel dijo...

Como dice el refrán:"Líbreme Dios del agua mansa".
Si estáis pretendiendo que os restaure algún mueble, con tantos halagos, váis por mal camino; tengo la agenda repleta.
Olga, si no nos vemos más veces, ya sabes de quién es la culpa. Casi siempre que voy a Cangas, me acerco por tu barrio por si las ventanas están abiertas.
Hablando de Angel, muchas veces me acuerdo de él. La cantidad de horas que pasábamos en la celda comentando los pormenores de los fines de semana. Generalmante él iba al club, al baile, y yo al cine que era un poco más barato y estaba al alcance de mi precaria economía. Cierto que el baile no me llama mucho la atención.
Nos entendíamos bien y él tuvo más suerte; no le dieron plantón como a un servidor. Posiblemente, la timidez, como dice Olga, algo tendría que ver en el asunto en cuestión. Seguro que Olga algo sabe sobre este tema.
En mi anterior comentario hay un pequeño gran error. Los muebles son del finales del XIX, principios del XX. O sea que hay así como cien años de diferencia.
Ulpiano, recuérdame que te debo una invitación por la cantidad de piropos que estoy recibiendo.
Galán, no pretenderás que, todos los blogueros, hagamos un examen de conciencia como el de hace casi 50 años en el que nos invitaban a recopilar todo lo ocurrido, malo por supuesto, desde el principio hasta el final. La confesión creo que era como las comidas del Lazarillo: "sin principio ni fin". Salíamos de debajo del babero aquel con una cara roja como el diccionario de inglés.

Benjamín Galán dijo...

En aquellos años a las mujeres cuando daban a luz, las familias y amistades cercanas les llevaban siempre lo que se denominaba: ”La Visita”. Que consistía en unos presentes, casi siempre de tipo alimentario y de lambeo, para ayudar a la recuperación de la mujer parida. Más o menos solía constar de lo siguiente: un kilo o dos de azúcar, una tableta de chocolate, una pella de manteca, una botella de vino dulce, tipo Málaga SANSÓN, un bizcocho y una docena de huevos. Si el que daba el regalo tenía viña, entonces el obsequio principal consistía en una garrafa de vino para que se le abriese el apetito a la parturienta, y así comiendo bien, y más de lo normal, antes se recompondría de los esfuerzos y desnutrición propios del alumbramiento.

Lo del vino caliente con azúcar, los hombres y los niños (sí sí, los niños) lo tomábamos normalmente en el invierno, pero las mujeres tampoco le hacían ascos, pues a éstas se les llevaba, ahora en tiempos de matanza, cuando estaban en la fuente del pueblo lavando las tripas del cerdo y como el agua estaba fría como el puro hielo, a las pobres se les quedaban las manos tiesas. Para compensar un poco aquellos fríos se les llevaba a la misma fuente un buen puchero de vino blanco bien caliente y bien azucarado. Este brebaje que también le llamábamos “fervidillo”, estaba riquísimo, pero se subía a la azotea de lo lindo. Más de una vez y más de dos, aquellas sesiones invernales del lavado de tripas en las fuentes, terminaban con buenos tirones de moños entre ellas. De una trifulca de esas fui yo testigo siendo niño.

Samuel dijo...

Galán, te olvidas de la gallina para hacer caldo. No era un regalo, como la botella de SANSÓN, que siempre toca, pero si bastante frecuente.
El fervidillo iba siempre unido a la matanza pero, a mi entender, con la temperatura que alcanzaba, en el pote, poco le quedaba de alcohol.
Durante mi infancia estuve viviendo varios años con un tío sacerdote y por su santo le solían regalar, sus feligreses, un pitu. Madre mía la cantidad de pitus que se juntaban en aquel gallinero. Yo creo que no bajaban de 30 y todos de buena raza.
Las peleas, entre ellos, eran a muerte por lo que había que hacerles, uno a uno, una operación que consistía en practicarles una incisión en el cuello, colocarles una pastilla, del tamaño de un grano de arroz, y coser la herida.
Solía hacerse, tal intervención, por la noche en la cocina, con buena luz y buen pulso para no cargarse al animalito. Después, a pollo, un día si y al otro también.

Benjamín Galán dijo...

Sí claro. Los caldos de gallina eran vitales para las parturientas y cuanta más enjundia tuviera el ave, mucho mejor. Pero como de eso, normalmente, ya solía haber en las casas, lo que más apreciaban las debilitadas mujeres eran los lambeos que venían de la tienda, porque esos escaseaban más y pocas veces los tenían a mano.
De todas formas, si la puérpera no tenía pitas en su casa, entonces sí era el principal obsequio para que recobrara la fuerzas perdidas en el parto, junto con los buenos sorbos de tinto y los ponches de yemas batidas con azúcar y generosos chorros de Sansón. Con estos cuidados a la semana estaban nuevas. No me extraña. ¡Así cualquiera!

Marta dijo...

Benjamin, Samuel, Samuel y Benjamin, si lo que quereis es provocar y que alguna saltara, aquí me teneis, oño! que parí tres veces y la pita no la vi, algún pitu si pero mas bien lo comiamos todos, la mantece si que me gustaba, los dulces con lo lambión que ye mi marido (como todos los maridos) y era mi madre, pos a mi solo algún pellizquín me tocaba.
Del vino Sanson no me hableis!! era devuelto en la siguiente cesta, es un horror de vino!! donde te el de Cangas...
Aparte de todo, esa sobrealimentación era un camelo, yo al menos nunca hice caso de esas cosas.
Un abrazo.

Benjamín Galán dijo...

Marta, creo que, tanto Samuel como yo, nos referimos a las costumbres que había en nuestros pueblos cuando nosotros éramos niños y las que parían entonces eran nuestras madres, que si hoy estuvieran vivas, tendrían más de cien años. Cuando os ha tocado parir a las mujeres de nuestra generación, supongo que esa tradición ya estaría muy desvirtuada, por no decir erradicada.
En cuanto a lo que dices del vino Sansón, no estoy de acuerdo en absoluto. Este vino dulce, es una bebida singular aromatizada a base de vino, muy adecuada para acompañar dulces. Ten en cuenta que es más viejo que la Tana y aún se sigue consumiendo. Cuando algo perdura a través de los tiempos, por mucho que estos cambien, algo tiene. El vino de Cangas es extraordinario, principalmente, para los que somos de la zona, pero no es comparable con el Sansón en nada. Cada uno tiene su momento y sus esencias.

Maribel Pérez dijo...

Creo que esa costumbre de llevar “La visita” a las recién paridas, al menos en algunos pueblos, todavía sigue existiendo. Eso sí, varió un poco el contenido. Pero chocolate, huevos, melocotones en almíbar, bizcocho… se siguen llevando.
En Cangas nunca, desde que yo recuerdo, se llevaba nada de eso. Si tenías alguna tía podía llevarte un flan o bizcocho, pero lo que se hacía, y se hace, era llevar un regalo para el recién nacido.
En cuanto a los caldos, en mi caso fue lo único de todo eso que me tocó y por cierto que me gustan mucho siempre, así que cuando tienes mal cuerpo, como es el caso en esas condiciones, aún los agradeces más. Era lo único que me apetecía. No debían de ser de gallina, (me los hacía mi madre, pero seguro que de pollo comprado, porque aparte de que nadie me regaló la gallina, mi madre era incapaz de matarla). Hace muchos años, que se compraban los pollos vivos en la plaza, mi madre siempre recurría a una vecina. -La mujer del que tenía el almacén donde cambiaba las novelas Ulpiano-
Todavía ahora, cuando vamos a Oviedo, hay un Bar-restaurante a unos cincuenta metros de nuestro piso al que vamos a comer el plato del día con bastante frecuencia, y yo durante todo el invierno que hay caldo, siempre lo pido, en vez del primer plato. En ese caso dicen que es de gallina, y no sé si será, pero me gusta mucho. Y en casa también lo hago con mucha frecuencia,
Yo de ponches y todo eso nada. Lo que sí recuerdo es que mi abuela, alguna vez que debía de sentirse cansada, o le apetecía, me mandaba a la Panadería de La Astorgana, que también vendían otros productos de alimentación y bebidas, y me decía: “Dile a Matilde que te dé una botella de reconstituyente, para mí”. No recuerdo lo que costaba, pero me daba un billete de cien pesetas, y para los otros recados me daba el dinero más ajustado. ¡Ah! no lo dije, pero el reconstituyente era el Sansón.
A mí también me tocó lavar tripas, en el río. Creo que la última vez fue cuando tenía dieciséis años y ya era novia de Manolo, y para más inri, era el primer día del año, día de San Manuel. Estaba con una tía, y pasé un frío tremendo. Me dolían mucho las manos. Nadie nos llevó el “fervidillo”, y además tuve que aguantar la bronca de Manolo por no haber salido antes.

Samuel dijo...

Hombre, el caldo también se puede hacer sin matar la gallina pero teniendo mucho cuidado de tapar bien el pote por si se le ocurre ausentarse durante el proceso en cuestión.
¿Qué es de Emilio Ramón que hace bastante no participa?.

Benjamín Galán dijo...

Claro que se puede hacer así el caldo, de forma menos cruenta, dejándole a la gallina la cabeza fuera de la tapadera de la olla, pero entonces sería caldo de bajos sabores ya que percibiría el jugo solamente de medio cuerpo para abajo. Y en este caso, una precaución muy importante a tener en cuenta sería la de quitarle antes los calcetines para poder lavarle bien las patas. Desde luego que la pobre gallina, frío no iba a tener ni en los pies ni en el muslámen.

Benjamín Galán dijo...

Maribel, aunque sea a toro pasado, debieras regañar un poco a Manolo y decirle que el día del retraso tuyo por el lavado de las tripas, en vez de abroncarte por la pequeña tardanza en acudir a la cita, más le hubiera valido, como buen enamorado, haber cogido un puchero con tapa, de los color granate de Esmaltaciones San Ignacio, que ya han dejado de fabricarlos, y llenarlo de vino con bastante azúcar y calentarlo bien para obsequiarte a tu llegada con un estimulante “fervidillo” y sacarte el frío del cuerpo. Supongo que ese día no te habrá cogido de la mano pues, según las llevabas, como para agarrártelas.

Maribel Pérez dijo...

Benjamín, ya no me acuerdo mucho cómo terminó aquel día. Sí recuerdo, que Manolo no me creía. Como comentábamos el día de la comida de septiembre, vosotros, los que estabais estudiando, a pesar de que la economía no fuera muy boyante, erais unos privilegiados. Yo el día que cumplí los catorce años, que por entonces era la edad en que ya estaba autorizado trabajar, ya empecé. Y, como la mayoría de las mujeres de aquella época, además del trabajo, teníamos que ayudar en casa a todo.
Tienes razón al decir que cualquiera me cogía las manos ese día, pero como en aquellos tiempos no había muchas oportunidades de nada. Si se presentó la ocasión, seguro que no la desaprovechamos. Con enfado y todo.
Estoy escribiendo esto y me estoy riendo, pero tenía poca gracia; tanto la “tiranía” familiar, como lo del segundo párrafo.