PRESENTACIÓN

Anualmente cuando nos reunimos los antiguos alumnos de Corias, bien sea en grupos minoritarios por promociones en diferentes lugares del Principado y alrededores, o de forma general en el encuentro de Corias a finales de cada mes de septiembre, siempre solíamos comentar al sentir la alegría de juntarnos de nuevo que, era una pena el que hubieran pasado tantos años sin comunicarnos y sin saber unos de otros.

Afortunadamente, en estos tiempos eso está subsanado gracias a los medios informáticos disponibles que tenemos a nuestro alcance. Aprovechando la oportunidad que nos brinda BLOGGER para poder crear un espacio cibernético común, en la nube, donde se pueda participar y expresar los recuerdos que cada uno de nosotros guardamos celosamente de aquellos años, es cuando surge el Blog de los antiguos alumnos de Corias.

Esta elemental presentación lo único que pretende y persigue es reavivar la amistad y la armonía que hemos trabado entre todos nosotros durante los años de convivencia en el Instituto Laboral San Juan Bautista de Corias y, que a pesar del tiempo transcurrido, aún perviven frescas en nuestro recuerdo.

Otro de los objetivos del blog es recordar y compartir las peripecias vividas por aquellos jóvenes que coincidimos bajo las mismas enseñanzas, disciplinas, aulas, comedores, dormitorios, juegos, etc., durante varios años en el convento de Corias y que aún las tenemos muy presentes.

La mejor forma que tenemos para rememorarlo es ir contando en este blog todos los pasajes que cada uno de nosotros recuerde, expresados con la forma y estilo propios de cada uno pero, siempre supeditados a los principios del buen gusto, el respeto y a la correcta educación que nos han inculcado los padres dominicos. El temario en principio aún siendo libre, sí debiéramos procurar en general, que tengan preferencia los temas relacionados con el colegio y su entorno, ya que es el vínculo y denominador común entre todos nosotros.

Como es lógico, cada colaborador es el único responsable de sus opiniones vertidas aquí en el blog; las cuales pueden ser expresadas libremente sin condicionantes ni cortapisa alguna por parte de la dirección; tan solo debemos atenernos todos, a las premisas mencionadas anteriormente del respeto y el buen gusto.

Una vez hecha esta breve presentación, se pide la colaboración y aportación de todos los antiguos alumnos pues, seguro que todos tenemos algo ameno e interesante que contar. Unas veces serán relatos agradables y divertidos, y otras no tanto; pero así es la realidad de la vida.

Al blog le dan vida una serie de antiguos alumnos que colaboran de forma fehaciente y entusiasta con Benjamín Galán que es el bloguero administrador. A este galante caballero el cargo de administrador no le fue asignado por méritos propios, más bien por defecto, de forma automática; simplemente, por ser el titular del blog. Pero podría delegar el cargo en cualquier otro colaborador que así lo deseara.

De antemano, muchas gracias a todos los participantes y colaboradores. Tanto a los antiguos alumnos y profesores que deseen intervenir, como a todos nuestros amigos lectores.

¡A colaborar y a disfrutarlo!

(21 de noviembre de 2009)

B. G. G. (BLOGUERO PRIOR)

domingo, 11 de noviembre de 2012

EL TORDÍN


La vida de Aquilino no se diferenciaba en nada de la de tantos aldeanos que dedicaron su vida al campo en una economía de mera subsistencia. Sus vacas, los cerdos, sus gallinas y El Tordín. Este último era su gran cooperante, su gran ayuda, casi su compañero del alma. Se trataba de un burrín de mediada alzada, de color gris-negro, manso, sufrido, omnívoro y casi tan inteligente como Rigoleto, pero no tan poético como Platero que, en fin de cuentas, fue un vago y un cursi toda su vida. Mira que andar por ahí oliendo las florecitas… El Tordín llevaba en casa unos tres años, de lo que se deduce que todavía le esperaba un largo curriculum en aquella casa y el cariño de la familia de la que ya formaba parte. Nunca tuvo una mala actitud, nunca se plantó, cosa rara en un burro, y dejó de hacer aquello que se le pedía. Un santo, un verdadero santo.
Todo auguraba que ambos amigos caminaran juntos hacia la respectiva ancianidad. Había también un perro mezcla de pastora alemán y vete a saber qué padre. Formaba con Aquilino y El Tordín un trío inseparable. Solo se separaban a la hora de comer y de dormir. Y, a esta hora también El Tordín y el perro dormían cuerpo contra cuerpo en la cuadra. No es que yo trate de pintar una estampa bucólica de aquel grupo. En fin de cuentas esto era lo habitual en las aldeas que yo conocí en mi niñez. Uno de mis numerosos tíos tenía un perro que cada tarde, a las siete y diez, se presentaba en la estación a recibir a mi tío Celso, que venía en el tren de trabajar en la Hullera. De casa a la estación hay unos dos kilómetros que el chucho tenía cronometrados al segundo y jamás faltaba a su cita vespertina con mi tío.
Estas amistades solo suelen darse entre caballos, burros, perros y personas. Jamás hay, ni hubo, ni habrá una amistad con un gato. El gato no quiere al dueño, quiere la casa, el confort hogareño, el lugar junto al fuego y, pagado de su belleza, cree que bastante favor nos hace con su presencia en casa. Incluso cuando busca el regazo de alguien, no busca el afecto que se derivaría del contacto tan íntimo.
Cuando los veis como dormidos en el alféizar de una ventana, no creáis que duermen, están soñando novelerías de la época en que sus antepasados eran tigres.
¡Dios mío! Ya estoy divagando… Íbamos a lo de Aquilino y El Tordín. El paisano, con 60 años, llevaba una vida casi tan feliz como el burro. Unos días bien y otros días mal. Pero así es la vida.
Aquilino tenía una hija de enfermera en Gijón y la moza quería casarse. Esto motivó que su padre, ante la necesidad de echar una mano decidiera vender un “prau” muy bueno para ayudar con unas perras. El “prau” tenía una mata anexa, una mata de castaño que el paisano decidió vender por separado del “prau” porque sabía que era mejor venta. Él mismo se comprometió a vender la mata con la madera puesta ya en la carretera, lo cual le reportaba una mayor ganancia. En ello estaban él y dos obreros, cuando ocurrió la desgracia. Una rolla se desequilibró del conjunto e inició una marcha cuesta abajo que atropelló a Aquilino dándole un golpe terrible en donde las espaldas pierden su casto nombre. Ahí empezó el calvario. Pero Don Ramón, el médico –pero quizás le conocisteis. Fue el mismo médico que en cierta ocasión iba por la calle con la bragueta abierta de arriba abajo y un convecino le advirtió: “Don Ramón, va escapásei el páxaru”. El médico, impasible contestó: “Nunca irá muy lejos, deja aquí los huevos”.- Pues decía que Don Ramón fue el primero que se percató de la gravedad del caso y fue quien aconsejó que fuesen a Oviedo a la consulta de Don Paquito. Era este un señor bajito y que por lo que yo recuerdo, era considerado en toda Asturias como un hombre sumamente competente. Hablamos de los años 50 y 60. A Oviedo fueron con Aquilino en un taxi ya que el pobre había quedado medio baldado. Tras las pertinentes pruebas radiológicas, Don Paquito emitió un diagnóstico muy pesimista y un pronóstico más pesimista aún. Si hoy es muy complicada la cirugía de espalda, imaginaros en aquella época. Aquilino estaba sentenciado a una incapacidad laboral. La mayoría de las faenas del campo le estaban prohibidas.
El trastorno que generó en el hogar, al no quedar ningún varón para tomar el relevo del paisano. Todo cambió y todo hubo de ser acomodado a la nueva situación. Las consecuencias alcanzaron al mismísimo Tordín. Con ese sentido práctico de los labriegos que, a veces parece crueldad, Aquilino pensó que no tenía mucho sentido mantener al pollino que así, de repente, iba al paro. Al buen paisano, en el fondo, le partía el alma el tener que desprenderse de tan buen amigo, pero la vida no estaba para sentimentalismos.
Fue una decisión muy dura. Pero lo aceptó y tomó la determinación de llevarlo al mercado de ganado a celebrar en Cabañaquinta el sábado.
Con la típica astucia aldeana merodeó bien de mañana por el recinto ferial, intentando sondear el mercado asnal. Tanteó, preguntó y llegó a la convicción de que el precio de el Tordín podría andar por las mil pesetas.
Se apostó cerca de el Tordín con el alma rota solo pensando en la posible separación de tan fiel amigo. Por naturaleza desconfiado, todos los aldeano llevan en sus genes esta particular desconfianza, quizá producto de generaciones de ser víctimas de engaños. Desde la climatología a la política todo se aúna para hacer perder la confianza del aldeano en cuanto le rodea.
Así que se percató de que un grupo de mozalbetes le observaba y cuchicheaban entre sí riéndose. Aquilino conocía a uno de ellos, de la aldea próxima a la suya. Tal que se acercaron Aquilino no tuvo duda de que su intención no era sana. Precisamente el conocido de Aquilino fue el que le abordó, supuestamente interesado en el pollino. Hizo que lo examinaba, antes de emitir una oferta. Aquilino se percató de que aquello iba de mofa y aguantó el tirón impasible.
-“¿Qué paisano? ¿Como cuánto pide por esti burracu?”.
Aquilino siguió imperturbable y contestó:
-“Van a ser muchas perras pa ti”.
El joven se encrespó ante tal estocada y dio un paso en falso:
-“Pues yo ofrezco-i 50 pesetes na más”.
El paisano sin perder la compostura, sin un mínimo detalle de irritación le devolvió el golpe:
-“Rapaz, conozco bien a tu padre y paezme a mi que nun va querer a dos iguales en casa”.

Pepe Morán, dominico ex.

5 comentarios:

Alfredo Fernández dijo...

Coincido en casi todo con el Morán, salvo en lo de los gatos y la amistad.
Cuando mi familia vivía en Quirós, teníamos en casa una perrina ratonera de nombre "Lista" y un gatín roxu, al que dicho sea de paso a mi no me hacía ninguna gracia porque siempre que lo cogia, y al contrario que amis hermanos, me arañaba, con la cual de vez en cuando me dedicaba a gastarle alguna "judiada" como lanzarlo desde la segunda planta de la casa para hacer "santos" cuando nevaba. Seguramente que por eso de el huevo y la gallina. Ambos se llevaban estupendamente bien, sin estorbarse en sus compartimentos respectivos.
El gatu al que llamábamos Juan, salía de casa todos los dias y se encaminaba hacia Casa Ginés, en Santa Marina, chigre donde mi padre iba a echar la partida y allí esperaba hasta que el jefe volvía a casa. Lo mismo que el perru del tiu Celso.

Miguel-Àngel dijo...

Estimado Moran : A D. Ramòn, de apellido Mendoza. Si le conocí y compartí mesa y mantel en más de una ocasión, era de buen comer y beber. Si ves a su hijo Ramonin (Mèdico) con sus perros le das recuerdos. Quizá por el nombre no se de cuenta, ,le dices que del visitador Mèdico de Turòn. El del Aldactone. Un abrazo.

Benjamín Galán dijo...

El Tordín, el pobre animal, fue fiel y noble durante muchos años para con su desleal amo que no fue merecedor de ello, por ser poco condescendiente con él y con su buen comportamiento. Si esta noble bestia hubiera tomado el compromiso con menos rigor y hubiera hecho como el Rifón de “Jesusín” que, aparte de cumplir con su obligación, también procuraba “reírse” todo lo que podía en cuanto tenía oportunidad. Cuánto más le hubiera valido. Al final, los agradecimientos recibidos por parte de sus dueños por la fidelidad, buen comportamiento y servicios prestados, iban a ser los mismos; es decir: ninguno. Sin embargo, las risas que se echó el Rifón durante toda su vida laboral, nadie se las puede usurpar. Y como dice el refrán: “que le quiten lo bailao”. Está claro que el ser obediente, fiel y generoso, aunque sea con quien le da a uno de comer, ya no se lleva. Sino, que se lo pregunten al Tordín. Toda la vida trabajando de sol a sol, sin la mínima protesta y de buenas a primeras le envían al paro y a la p… rue. Eso es lo mismo que hacen hoy día los gobernantes con los sufridos ciudadanos y la mayoría de los grandes empresarios con sus fieles y antiguos trabajadores. ¡Cómo para que no haya indignados! ¡Teníamos que estarlo todos; pero las veinticuatro horas del día!

Víctor Gión dijo...

Morán,tus singulares comentarios son tan divertidos que me paso un buen rato riéndome,sacas unos nombres...Aquilino,el Tordín...bueno que nos entretienes mucho y de eso se trata,eres un gran sentimental y se te nota en cada recuerdo comentario que haces y creo que eso está muy bién,un abrazo.

Gera dijo...


Animado andaba de escribir una parodia, no ya de las novelas de caballería que alguien se me adelantó; tampoco acerca del azote de Los Miserables –fácilmente se pudieran incrementar las 1.387 páginas a tenor de los que hay hoy-, cuando en esto aparece El Tordín, cuyo autor eleva a los altares, y que, los que tenemos la fortuna de conocer este rincón –a veces tan entrañable, tan culto otras- que es el blog –bien templado y no sé cuantos participios pasado más, por Galán-, gozamos.
Bien merece gratitud eterna el caballero, -no de triste figura en este caso, sino de permanente magisterio- autor de este sorbete que, con sutil paradigma deja la vanidad para otros que no tienen otra cosa que exhibir. Tan exquisito , tan lúcido que es como si aquel Tranvía llamado Deseo, inmovilizado en el jardín de Nueva Orleans, se pusiera en marcha.
Lo he leído dos veces, la segunda con el corazón y varias más a amigos y familia. No es que tenga yo un gusto especial, ¡pues a todos les cautivó!
¡ Gracias por el sorbete! Salud
Gera